¿Dónde quedó la libertad de expresión?
De vez en cuando quiero escribir. Sin ningún motivo en especial, solo es algo que hago y que me ayuda a sacarme cosas de la cabeza, que de lo contrario se quedarían ahí dando vueltas y vueltas por la eternidad. He escrito en libretas, GoogleDocs, pedazos sueltos de papel, en paredes y hasta en árboles. Normalmente es una expresión de un solo sentido, es decir, no necesito que nadie me conteste, o que siquiera me lea. Pero desde hace algunos meses encontré que hay maneras más o menos seguras de participar en foros de discusión, más interactivas. Nunca había usado Reddit, pero dado que ese sitio promueve la privacidad y anonimato, me animé a escribir ahí.
Es diferente la dinámica en Reddit, comparada con Twitter. El primero está orientado a los contenidos y el segundo, a las personas. Me refiero a que Twitter sirve como escaparate de una marca personal, la gente pone sus fotos, se crean grupos marcados y tendencias. En Reddit, los contenidos son lo principal, aunque es posible subir fotos y videos, aún no he visto que alguien ponga sus selfies presumiendo la bebida en turno.
En Reddit, tampoco hay problemas con la extensión de las publicaciones. La gente está acostumbrada a leer más de 280 caractéres sin que les duela la cabeza. Aunque eso sí, la calidad de dichos contenidos está a discusión. Yo pienso que una de las cosas que ayuda a la auto-regulación de los post en Reddit es la capacidad de dar votos a favor y en contra. Todos pueden votar y los textos que tienen votos negativos se van bajando en prioridad hasta ocultarse o desaparecer.
Pero no todo es bueno. Como cualquier plataforma, Reddit no es del dominio público: sus administradores controlan prácticamente todo. Quién puede ingresar, las reglas a seguir, motivos de bloqueo de usuarios. Nada es sorpresa, desde el inicio se sabe que las decisiones son arbitrarias e inapelables. Si un administrador (o un moderador) decide bloquearte, no hay mucho que se pueda hacer.
El anonimato da algo de libertad. La plataforma quita algo de libertad. Siempre es un toma y daca, como todo en la vida.
Entonces están los blogs, como este. En teoría, uno puede escribir lo que se nos venga en gana, no hay moderadores ni tampoco la necesidad de proporcionar datos personales. Lo malo es, por otro lado, que no hay una plataforma de soporte que ayude a darle publicidad. Un blog es algo solitario, algo así como una isla en la inmensidad de los sitios en Internet, todos con millones de veces más visitantes y recursos para aplastar a los pequeños.
Y yo he pensado: pero la libertad lo vale.
Solo que ahora esa libertad también se ha perdido. Las plataformas de hosting tienen también términos y condiciones que hay que seguir. Los gringos y su DMCA no permiten que se suban contenidos que vayan en contra de sus reglas de copyright. Eso lo entiendo si alguien quiere dedicarse a la piratería, pero incluso está prohibido hacer comentarios o utilizar porciones de contenidos protegidos, aún sea solamente para efectos de revisión o de opinión. Tampoco es posible ignorar los términos y condiciones de las plataformas de hosting, que incluyen qué temas se pueden discutir y cuáles no. Son miles de líneas en términos legales que se tienen que aceptar para comenzar a escribir. Además, dichas plataformas se guardan el derecho de cerrar las cuentas de forma arbitraria y unilateral.
Para acabarla de rematar, ahora existe la manera de denunciar un contenido, de forma anónima y sin respaldo, para que las plataformas lo eliminen. Cualquier persona podría, en teoría, leer este post que estoy escribiendo, decidir que lo estoy ofendiendo de alguna forma y levantar un caso contra mi proveedor de hosting. Las empresas buscan reducir problemas y cortan por lo sano: mi contenido será bloqueado y ahora es mi responsabilidad demostrar que las acusaciones no son ciertas.
Cuando comencé a escribir en Internet, en mis días de la preparatoria, todas estas limitaciones erán prácticamente inexistentes. Había una multitud de plataformas que permitían a la gente escribir sus opiniones, incluso tomando contenidos de terceros (obviamente la piratería siempre ha estado prohibida y penalizada). Hoy en día todas esas plataformas se han consolidado y la gente se limita a publicar en las “redes sociales”. Es muy complicado escribir y publicar en línea sin necesitar de los servicios de las grandes corporaciones, como Google, Facebook, Twitter, Amazon, y un corto etcétera. Por supuesto, todos ellos tienen sus términos y condiciones restrictivas y orientadas a su beneficio.
Las personas que generan los contenidos, los escritos, videos, fotos y demás, los que de verdad son creadores, quedan a la merced de estas corporaciones. La libertad de expresión se ha superditado al entendimiento legaloide y políticamente correcto de los dueños de Internet.
La libertad de escribir, al final, existe, pero igual que todo en la vida: con un signo de pesos asignado. Pagando esta limitaciones se eliminan y mientras el dinero siga fluyendo, los términos y condiciones se sujetan a “interpretación”.
Lástima de un medio como el Internet, que justo nació con la idea de democratizar el flujo de la información.